Datos personales

Mi foto
Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

miércoles, 26 de agosto de 2009

Carta a los Chicos de Cromañon de Una Sobreviviente

Chicos Se acerca el cuarto aniversario de Cromañón y “un papá”, una persona muy especial para mí me pidió que escribiera algunas líneas… Y yo quise escribirles a ustedes… Yo se que muchas veces les hablé y les conté cosas, les pedí que me cuidaran, pero hoy especialmente necesitaba escribirles. Por estos días está lleno de periodistas y opinólogos que hablan de responsabilidades e irresponsables, pero yo no quiero hablarles de eso, por que ya sabemos que eso no cambia la historia. Me acuerdo como si hubiera sido ayer cuando con mi hermanita Belén y el Peke llegamos a República Cromañón para ver tocar una banda. Hicimos la previa en el supermercado de la vuelta con la última cerveza fría que compartimos con un grupito de chicos que también se preparaban para disfrutar del recital. Era un día como pocos, hermoso. Me reencontré con viejos amigos, bailamos y nos reímos, felices por que se terminaba el año y llegaban las vacaciones que por meses habíamos planeado. Vieron que Diciembre tiene ese “no se que” que te llena de energía? Tal vez sea por las fiestas . Y de pronto, no sé que pasó… No sé COMO ni POR QUE, se terminó todo. Fue en un instante que se nos escapó toda esa alegría de las manos y todo se volvió oscuridad. Y fue en ese instante en que perdí la mitad de mi alma . Pánico, terror, desesperación… tantos sentimientos juntos que podría seguir horas y horas intentando describir todos… Éramos muchos y les juro que hice lo que pude, pero aún hoy me pregunto “por qué no hice más?” Primero supe que vos, Walter habías fallecido, lo leí en unas letritas blancas de un noticiero entre los tantos nombres que no pude reconocer… Después supe que vos, Terko, te habías ido junto a él… Y al cabo de un tiempo ya lloraba a 194 chicos, que hasta entonces solo eran desconocidos... Por qué les tocó a ustedes? Por qué no me tocó a mí? Si eran tan chiquitos… Si tenían tantos sueños por cumplir… Por qué…? Ojalá supiera. Se me hace muy difícil hacer un balance de estos 4 años, pero voy a intentarlo… Puedo empezar diciendo que mi vida tiene un antes y un después de aquella noche. Que perdí la mitad de mi alma en un segundo pero en estos 4 años también pude ganar mucho. Aprendí lo que es el DOLOR, la ANGUSTIA, lo que significa PERDER… Pero así también aprendí lo que es el AMOR, la FUERZA y la CONTENCION. Y aprendí a cuidar mi vida, que ya no es solo mía… Los primeros meses de 2005 me movía la bronca, y esas tantas preguntas que aún hoy sigue dando vueltas en mi cabeza. Hacia responsables a todos por lo que había sucedido y no me consolaban las palabras DESTINO y SUERTE . Ustedes ya no estaban con nosotros y eso no tenía explicación. De a poco empecé a caer hasta tocar fondo y entender que no se trataba de un mal sueño, sino de la cruel realidad que no iba a poder olvidar jamás. Y sentí un vacío en el pecho que aún no logro llenar, y que duele tanto. Los años que siguieron fueron cada vez más difíciles… Palabras como “rivotril” y “psiquiatra” eran de uso corriente entre mis amigos. “Pánico” ya no era algo que se veía solo en las películas de terror… “Verificar las salidas de emergencia” ya no era solo cosa de inspectores… “Dormir con la luz prendida” ya no era solo cosa de niños… “Llorar” dejó de ser solo cosa de mujeres…De pronto me encontré marchando otro 30 de Diciembre, y otro más, y otro… junto a miles de personas que como yo intentaban encontrar sus respuestas. Sentí la DESESPERANZA y por primera vez grité JUSTICIA con todas mis fuerzas, que poco a poco se fueron agotando … Pero ya no eran 194 chicos… Ya cada uno tenía un nombre y un rostro. Y me los imaginaba caminando de nuestra mano, dándonos esa fortaleza que nos impulso a seguir caminando. Les confieso que muchas veces quise escapar, bajar los brazos… sentí deseos de seguir durmiendo y no despertar, pero no, no podía… Por que los tenía a ustedes, mis 194 razones para seguir despierta . Y también estaban sus papás… Ellos fueron uno de los motores que me dieron fuerzas para seguir adelante… Demostrando su fortaleza y sus ganas de seguir viviendo, luchando día a día incesantemente para pedir justicia. Cuidándonos a nosotros, los sobrevivientes, que quedamos desamparados en medio de esta tormenta. Y fue entonces que comprendí que aunque no pudiera explicar el POR QUE seguía acá, si podía explicar el PARA QUE. Cuatro años después y con el juicio oral en curso, puedo decirles que el mejor homenaje que podemos hacerle a ustedes, nuestros 194 angelitos que nos acompañan día a día es SEGUIR VIVIENDO . Se que hablo por muchos al decirles que los que quedamos, seguimos luchando día a día por ser felices, intentando cumplir nuestros sueños, que seguramente también son los suyos. Como el Peke que ayer cumplió su sueño de cantar con su papá, como Nico que fue papá, como Pablo y Luján que se recibieron, como Laura que fue mamá. Por que ustedes viven en mí y en cada uno de los sobrevivientes. En cada risa, en cada lágrima están ustedes. Se que estarían orgullosos de sus papás que hicieron y van a seguir haciendo hasta lo imposible para honrar su memoria y lograr LA JUSTICIA QUE TANTO AÑORAMOS. Pilar, sobreviviente de Cromañón

lunes, 24 de agosto de 2009

¿Eres una Persona Soberbia?

Leon Perrault
Es una persona intensa, apasionada y con cierta insensibilidad espiritual. Se afana constantemente de lo que hace. Refriega méritos, y cada conversación invariablemente es, y debe ser, una batalla. Ávida de prestigio, es de un intelectualismo superficial.Su apuro trasluce alguna especie de angustia. Ausente de un idioma sereno de sobriedades, escaso de ironías, no ve medios, ni grises, ni sombras; solo extremos: derecha izquierda, arriba abajo etc. etc.Auto suficiente, lo suyo siempre es y será importante y naturalmente respetable, quizás por eso no respeta ninguna otra cosa. Sólo tiene en cuenta lo que está a un centímetro de su nariz, que es como la proa de su actividad. Es capaz de aplastarlo todo, y naturalmente siempre a está a punto de ser aplastado.
Las reuniones sociales son el escenario de su mayor despliegue, y las sobremesas, el momento adecuado para irrumpir con un tumulto de palabras, juicios, aseveraciones provocadoras. Es esclava de la manía de tener razón y cada reunión puede convertirla en un torneo dialogante. Vocifera compromisos; se presume arriesgada/o, pero en realidad nada arriesga, vive cómodo/a en su mundo y ratifica ante cada situación su exterioridad. Si el compromiso emerge, se distancia para observar, es el momento donde callan las palabras, se llama a un prudente silencio para ser espectador/a, o, en su defecto se muestra escéptico y duda Como se ve, no está dispuesto a renunciar a nada. Algunos opinan que es incapaz de amor.
Como es bien sabido, la soberbia es uno de los siete pecados capitales. Pero antes que pecado, yo diría que es un enorme desperdicio de energía tratando de aparentar aquello que en verdad uno no es.
Un soberbio es un ego inflado. Cuanto más pequeño, más energía hay que insuflarle. Pero, como todo aquello que se infla, siempre tiende a desinflarse. Entonces el pobre ego anda todo el tiempo atareado, tratando de sostener la presión para mantener su imagen.
La soberbia agranda, magnifica, destaca. Necesita de un pedestal, o por lo menos de tacos altos. Y allí abajo... los súbditos, los comunes, los inferiores. Porque una de las formas de la soberbia consiste en achicar a los otros para agrandarse uno o, lo que sería lo mismo, brindarles a “esos pobres” su mirada magnánima.
La soberbia necesita de los halagos. Y cuando no los tiene se enoja: “¡Usted no sabe con quién está hablando!” Pero si se los aumenta, entonces se inflan a más no poder, hasta que en algún momento terminan estallando y se transforman en los pequeños seres que verdaderamente son. (Psi. Patricia B. Bustos)

Un Dulce Aroma

La Mujer y las Rosas - Marc Chagall

El olor de cada persona es único, reconocible. Y el estrecho contacto de los cuerpos al saludarse o despedirse, permite percibir la fragancia del otro, fragancia que permanece incluso cuando la otra persona ya se ha ido y que nos hace recordarlo de una forma más intensa.

Y esto es debido al gran poder evocador de los olores. Podemos ver fotos de nuestra infancia, pero nada nos la recordará más y mejor que algunos aromas, como el olor a plastilina, a la mezcla de galletitas y leche caliente…

Es muy frecuente también el oler alguna prenda de vestir del ser amado, cuando se ha ido lejos, para sentir algún consuelo.

Los recuerdos del pasado guardan una estrecha relación con nuestro olfato. Los olores nos recuerdan y evocan recuerdos.

El olor también nos avisa de un peligro mediante la asociación con el pasado. Como humanos, tenemos antiguos vínculos con el olor porque en otro tiempo fue muy importante para sobrevivir. Es el primer sentido que se desarrolla, por eso el bebé usa los nervios olfativos para identificar a la madre.

Ciertos olores agradables tienen la virtud de lograr que nuestro cerebro segregue más serotonina, la “hormona de la felicidad”, olores diferentes que nos estimulan, otros que nos tranquilizan…

Es tan sólo el olor justo, en la cantidad correcta y en el momento apropiado. Algo tan aparentemente sencillo, pero que sin embargo impacta de manera abrumadora e instantánea sobre el sistema límbico, que como ya decíamos antes, es el sitio del cerebro donde se procesan las emociones.

Como punto final, una recomendación: dejémonos llevar un poco más por los sentidos y el instinto en este mundo tan racional, un mundo repleto de fragancias, emociones y recuerdos que nos esperan.

Piensa un poco, ¿a qué huele ahora?... (Psi. Patricia B. Bustos)